domingo, 15 de febrero de 2015

Basanta vive, la lucha sigue

“Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza en el olvido y se acaba en la indiferencia”
José Saramago

En la Asamblea San José siempre hemos defendido que el futuro por el que luchamos no puede entenderse desde el olvido de todas las personas que lo soñaron antes. Por eso, el pasado 7 de febrero organizamos un pequeño homenaje a una de estas personas: Vicente Basanta, que consistió en un mural que adornaría la plaza desde la que muchas personas del barrio nos atrevimos a imaginar, como él, un mundo sin desigualdades.

Vicente Basanta fue otra de esas víctimas de la “modélica transición”. Albañil en paro, estaba realizando una pintada en el muro de la antigua Fundición Alumalsa, cuando Francisco Tovar Tovar, un policía armada fuera de servicio, lo asesinó de tres disparos por la espalda. Su peligroso mensaje, tan de actualidad ahora como lo era entonces: “Trabajo sí, policía no”. Después lo enterraron bajo un sinfín de mentiras y falsedades que tuvieron el objetivo de ensuciar su imagen y librar del castigo a su asesino.

Hoy, los patéticos herederos de aquel policía fascista y cobarde han destrozado ese mural. Lo han destrozado porque la mirada limpia de Vicente les resulta insoportable. Lo han destrozado porque saben que la memoria de Basanta es una luz que los descubre en su forma más grotesca. Lo han destrozado porque entienden que mientras los sueños de Basanta sigan vivos seguirá habiendo personas que se enfrenten al fascismo criminal con firmeza y determinación.

Creen que borrando a Basanta de las paredes pueden borrar su recuerdo de nuestros corazones, que pueden impedir que los muros de nuestro barrio sigan gritando contra un sistema criminal, contra el que luchamos hoy como luchaba Basanta ayer.


Sólo nos queda repetir lo mismo que dijimos cuando sabotearon los murales de la plaza la primera vez: por más agresiones, amenazas y sabotajes que los fascistas realicen, no vamos a ceder en nuestra lucha contra el capitalismo criminal, que nos convierte en herramientas y nos invisibiliza como personas. Hoy, como ayer, ¡No pasarán!

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